Una escuela de publicitarios en África

Con capacidad para 300 niños, en Kikaya School no se imparte teoría de la comunicación comercial, sino las materias básicas de las etapas escolares de infantil y primaria. Pero es una escuela de publicitarios, y así queda registrado en la placa que luce en una de las paredes de este colegio, inaugurado en febrero de 2019. Aunque la historia de Publicitarios Por, la organización decidida a financiar Kikaya School, surgió antes…

 

Publicitarios Por nace en 2009. Un grupo de publicitarios, movilizados por el terremoto de Haití, decidieron organizar un evento para recaudar fondos con los que ayudar tras la catástrofe, y consiguieron captar 4.407 euros en una fiesta que tuvo lugar en Larios Café. Ese fue el pistoletazo de salida, recuerda Catalina Inda, productora ejecutiva en McNulty, y una de las ‘activistas’ de Publicitarios Por. A partir de ahí, cada año, hasta 2017, organizaron diferentes eventos, primero en distintas salas madrileñas y luego en el Bataplán de San Sebastián coincidiendo con el Día C. “Cada año íbamos superando la recaudación anterior y donábamos el 100% de lo recaudado a distintas ONGS y causas humanitarias”, relata. Las fiestas en sí eran un éxito, cada año se agotaban las entradas en cuestión de días pero “teníamos la sensación de que no se entendía bien nuestro propósito. La fiesta no era el objetivo, era la manera de conseguir recaudar dinero para hacer el bien”. Por eso, en 2018 se produjo un punto de reflexión y de inflexión. “Nos dimos cuenta de que íbamos a resultar más útiles vinculándonos a ONGs y a proyectos concretos. Aportando continuidad”. Así, “por cercanía, porque centran sus esfuerzos en la infancia y en la educación, por conocer los proyectos de primera mano y por admiración máxima a estas dos ONGs pequeñas, Tierra de Amani y Babies Uganda, decidimos vincularnos a ellas en exclusiva”.

 

En 2018 se presentó, de la mano de Babies Uganda, la oportunidad de construir Kikaya School en Entebbe, una zona de Uganda con muchos niños sin escolarizar. Pero la recaudación de la fiesta resultaba insuficiente para las dimensiones del proyecto, así que Publicitarios Por se lanzó a la difusión del mismo entre estudios, productoras, agencias? y también a través de redes sociales para recaudar fondos. Un llamamiento al que muchos publicitarios respondieron con un apadrinamiento mensual. Ese año se recaudaron 47.640 euros con los que se construyó la escuela. Pero el proyecto no se acabó ahí. “Decidimos que dar una oportunidad a esos niños sería el objetivo prioritario de Publicitarios Por. De alguna manera, Publicitarios Por había encontrado un propósito”.

 

Kikaya School, dice “es el colegio más bonito que hemos visto en África, y hemos visto unos cuantos. Tiene un patio central y alrededor, en forma de U, está construida la escuela en color tierra, con madera, plantas y con muchos dibujos chulísimos en las paredes. Respira esa belleza artesanal que muchas veces encuentras en África y esa luz, claro. Esa luz que viene de serie”, rememora, claramente emocionada. “Animamos a cualquier Publicitario Por a visitar Kikaya School. Es un privilegio y un subidón llegar allí y poder verlo por uno mismo y pensar que  esto lo hemos hecho nosotros. Cuando llegas allí, te das cuenta de que entre todos, tenemos en Uganda nuestro mejor guion, nuestra mejor campaña, nuestra mejor producción. Es algo de lo que poder sentirse orgulloso”.

 

A las dos semanas de abrir, la escuela ya estaba llena y, ahora, casi la mitad de los niños se quedan internos. Pero, claro, hay que mantenerlo. La pandemia ha impedido la celebración de la fiesta destinada a recabar fondos durante los Días C. “Con las madrinas y padrinos con los que contamos a día de hoy, tenemos cubiertos solo los gastos de un tercio de los niños. Nuestro objetivo es que los 54.000 euros anuales que necesita Kikaya School para mantener la escuela abierta, dar una comida diaria a 300 niños y pagar los sueldos de los profesores, quede cubierto con apadrinamientos”. Para animar a ello, recuerda que “ser solidario es de las pocas cosas que desgrava” (35% en el caso de las empresas, y 80% en el de los particulares). Sin olvidarse de las fiestas que en el futuro puedan seguirse celebrando en los Días C, de modo que los miembros de Publicitarios Por tendrán prioridad a la hora de comprar las entradas (recuerda que siempre se agotan): cada 15 euros mensuales donados garantizan la compra de una entrada. El único requisito imprescindible para ser Publicitario Por es ser padrino de Kikaya School, por 15 euros al mes de manera individual o 60, en el caso de las empresas. “Kikaya School es un proyecto con muchísima proyección que nos llena de ilusión y  que existe gracias al sector de la publicidad española. Nuestro objetivo es que cualquier publicitario decida añadir el ‘Por’ a su firma, a su nombre, a su logo. Una especie de sello de calidad (humana) casi obligatorio en estos tiempos que corren”.

 

Aunque Kikaya School es el proyecto central de Publicitarios Por, alrededor de su relación con Tierra de Amani y Babies Uganda hay muchas otras historias. Como la de Eliabu, hijo de mendigos y bajo la tutela de Tierra de Amani desde pequeño, hace tres años se licenció en Ingeniería. Él es el primero de los once universitarios que, de forma particular, han sido becados por padrinos de Publicitarios Por entre Uganda y Tanzania, además de apadrinar a cuarenta niños internos en distintos colegios de secundaria tanzanos y otros tantos en un colegio de niños ciegos cercano a Kikaya. Hace dos años, Eliabu, que estaba entonces estudiando en Dar es Salaam, viajó durante 20 horas en autobús hasta el Kilimanjaro para dar las gracias personalmente a su madrina, vestido con sus mejores galas. Un recuerdo imborrable, cuenta Inda.

 

No sabemos si Eliabu será uno de los Segarras, Batievskis, Bataglios, Benditos, Arias, Condes, Rufilanchas, Carrascos, Horcajuelos, Caravacas… como internamente se refieren a estos jóvenes, pero sí que este año se van a licenciar cuatro de estos universitarios: Wilbard, en Física; Gloria, en Transporte y Logística; Gaudesía, en Wildlife & Enviroment y Sarafina, en Veterinaria. Y que cada vez que llega la foto de la orla “y una sonrisa de oreja a oreja, tanto sus padrinos directos como nosotros nos convertimos directamente en la madre de La Pantoja. Que uno de estos niños llegue a la universidad, es algo alucinante”, concluye Catalina Inda.

 

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