Primera misa del Arzobispo con los periodistas

«Es taquillero», dice Luis Carlos Peris al final de la misa caminando por la calle Conde de Ibarra. Es la primera vez que un arzobispo pone el imaginario no hay billetes en la misa de los periodistas en la capilla de las Salesas, junto a la plaza de las Mercedarias. La monja de las hermanas de la Visitación casi se queda sin estampitas de San Francisco de Sales ante tan nutrida concurrencia. Fue la primera parte del santo patrón. Por la tarde se entregaron los premios Manuel Chaves Nogales, sevillano que murió en Londres el mismo año 1944 del desembarco de Normandía y del nacimiento de Luis Carlos Peris. También nacen ese año Rocío Jurado y Juan Luis Cebrián y tuvo lugar la fallida invasión del valle de Arán que cuenta Almudena Grandes en su novela Inés y la Alegría.

 

El obispo que se llama como Iríbar dio por abierto el Año Jubilar de San Francisco de Sales, tiempo de indulgencias que terminará el 28 de diciembre, día que se cumplen los cuatrocientos años del fallecimiento de quien llegó a obispo de Ginebra y participó en el Concilio de Trento. Francisco de Sales muere seis años después que Cervantes. El príncipe de las letras y el patrono de los periodistas eran de la misma generación, aunque de mundos bien diferentes. Era un cura sin barbero.

 

Monseñor José Ángel Saiz Meneses había llegado la víspera de Roma, donde participó en la visita ad liminem al papa Francisco. La delegación sevillana fue la que llevó más personas a la Ciudad Eterna, medio centenar de incondicionales; y la que mantuvo un encuentro más largo con el Pontífice, casi tres horas de duración. Los periodistas, arropados por nuestro patrón, le preguntamos si el papa Francisco ofreció alguna señal de realizar una visita a España. Por no hablar de Sevilla, la Nova Roma en la terminología del profesor Vicente Lleó Cañal. «Sevilla, qué maravilla», palabras pronunciadas por Bergoglio según confesión de Saiz Meneses. Pero parece que por ahora no toca. Ni con nuevo alcalde.

 

El arzobispo repitió lo que ya es voluntad del papa Francisco, una visita a Santiago de Compostela, que sería un «cierra España» literal. «No va a venir a España, sino a Santiago», como si la capital gallega fuera una ínsula de ésas que aparecen en el libro de Álvaro Cunqueiro Viajes imaginarios y reales, o un condado de Treviño rodeado de meigas y pulpeiros.

 

Una visita a Santiago sin pasar por España recuerda ese libro de viajes del hispanista holandés Cees Noteboom El desvío a Santiago, una peregrinación que le llevó por Guadalupe, Úbeda y Baeza, Covadonga, Chinchón, la patria chica de José Sacristán, la aldea del Rocío y hasta la isla de la Gomera. En 1981 marca el viaje: «Pienso estas cosas mientras voy navegando rumbo a Barcelona, muy temprano, en una madrugada del mes de julio. Allí alquilaré un coche y por tercera vez en mi vida me dirigiré a Santiago de Compostela, cruzando toda la anchura de España en línea recta o con rodeos».

 

Dicen periodistas amigos de Santiago que sin alharacas ni agenda la ciudad gallega ya está preparada y mentalizada para recibir al papa Francisco. Línea recta o con rodeos. Bergoglio prefiere la segunda. Dice el arzobispo de Sevilla que el Papa le da prioridad en sus visitas «a las periferias». Es lo que hizo la hermandad del Gran Poder cuando llevó al Señor de Sevilla a las Candelarias, los Pajaritos y Madre de Dios. Si es por periferias, aquí tiene el Papa un parque temático de la marginalidad con el repertorio de los tres barrios más pobres de España.

 

Otros compatriotas de Bergoglio sí vinieron a Sevilla. En 2022 se cumplen 75 años de la visita de Eva Duarte de Perón a España. Llegó el 7 de junio de 1947 y visitó Vigo, Madrid, Barcelona, Granada y Sevilla, visita que noveló María Dueñas en su libro Sira. En septiembre de 1984 visitó la ciudad Borges, el escritor de cabecera del papa Francisco. Participó en el Seminario de Literatura Fantástica de la Menéndez Pelayo y no perdió el tiempo: disfrutó de la Bienal de Flamenco, paseó en coche de caballos con María Kodama y el duque de Siruela, pasó por Dueñas, respondió a todo tipo de preguntas en el hospital de los Venerables y Juantxu Rodríguez lo fotografió con Torrente Ballester en la terraza del hotel Doña María.

 

Y el tercer argentino de ámbito universal que visitó la ciudad fue Diego Armando Maradona. Donde acaba la trama de la película Fue la mano de Dios de Paolo Sorrentino, su fulgor en Nápoles, fichó por el Sevilla en el 92, dos años antes de disputar el último de sus cuatro Mundiales.

 

Juan Pablo II hizo el camino del Rocío y Francisco hará el camino de Santiago, hasta donde llegará su mano de Dios. Llegó al Pontificado con los mismos 76 años que tenía Juan XXIII. Uno puso en marcha el Concilio Vaticano II y otro coge el legado de la Sinodalidad con la Sevilla mariana a lo lejos, ajeno al trayecto que hicieron Evita, Borges y el Pelusa. Podía hacer la visita de Obama, que estuvo sin estar y luego volvió para cenar junto al Cristo de Burgos. El Papa es futbolero. Sevilla y Betis están en puestos de Champions. El Compostela empató con el Pontevedra en el grupo Primero de la Segunda RFEF.

 

Santiago tiene en Sevilla una calle con iglesia dedicada al santo, presente junto a la espadaña, una Velá de Triana que lleva su nombre. El padre de los Machado, Demófilo, nació en Santiago, donde fue bibliotecario su hijo Manuel, el que no nació en Dueñas. En la ciudad gallega debutó Joaquín con el Betis en el primer año del nuevo milenio. Bergoglio nació en Buenos Aires, como La Argentina y La Argentinita, las artistas que embrujaron a los escritores del 98 y del 27.

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