por José Montero, periodista y presidente APC

Si a cualquier periodista le dicen que hay un espacio en internet en el que no hay censura, no hay publicidad ni tus datos son utilizados, y la famosa dictadura del algoritmo brilla por su ausencia, lo más probable es que piense que no es verdad.

 

Pues sí, ese sitio existe. Y ya es el destino de cientos de miles de tránsfugas de Twitter, cansados del seguidismo y ávidos de hacer periodismo. Se llama Mastodon.

 

Si Elon Musk ha comprado Twitter no es por filantropía. Es para hacer negocio. Y la materia prima del negocio somos tú y yo, con nuestros datos y nuestros contenidos. Un espacio de infinitos bucles alimentado por quienes publicamos, pero cosechado por el dueño del cortijo.

 

Los usuarios creemos que estamos haciendo periodismo, y lo que realmente hacemos es seguidismo. Los contenidos no son propiamente nuestros, sino del jefe. No publicamos lo que queremos, sino lo que el jefe, el dichoso algoritmo, elige. No solo nos propone qué debemos publicar, sino cómo debemos publicarlo.

 

Eso es Twitter. Y eso son también todas las redes sociales: sutiles dictaduras a las que nos entregamos casi inconscientemente a cambio de fugaces satisfacciones del ego o, en el mejor de los casos (si hemos cumplido al pie de la letra las exigencias del algoritmo), una propina más o menos pasajera.

 

Seamos sinceros: en las redes sociales no hay posibilidad de hacer periodismo. Lo que realmente hacemos es seguidismo. El verdadero periodismo necesita de un espacio mínimo de libertad. Responde al derecho de los lectores a conocer los hechos, la verdad desnuda y limpia, no la verdad segmentada en función de no se sabe qué variables.

 

Por eso digo que Mastodon es hoy la alternativa. Twitter será, más pronto que tarde “una aplicación para todo”, según palabras del propio Musk. Vamos, que, conociendo su afición a las criptomonedas, no tardará mucho en ser un espacio para la interacción social y las transacciones financieras.

 

Mastodon se presenta, según dicen, como el destino idílico, donde hay libertad y no hay publicidad. Aunque se parece a Twitter no tiene nada que ver. No está dirigido por una sola empresa, sino que  cualquier usuario puede dirigir un servidor para alimentar el software gratuito de código abierto que ofrece.

 

José Luis Orihuela, recientemente invitado a Sevilla por la APC, ha publicado el primer manual de Mastodon en lengua castellana, y nos explicó que la plataforma “funciona de manera descentralizada, con software libre, no tiene publicidad y no hay algoritmos que alteren el timeline del usuario (…) la descentralización, el código abierto y la gestión comunitaria devuelve a los ciudadanos el control de la red”

 

Ya lo digo, el paraíso para los que quieren ejercer el periodismo y abandonar el seguidismo. Orihuela añadió que la curva de aprendizaje en esta red social, es pronunciada. “Mastodon genera fricción por diseño. No es intuitiva o, al menos, no funciona bajo los parámetros de usabilidad aprendidos en otras redes”, y eso requiere esfuerzo, talento y, sobre todo, abandonar los focos propios de las redes centralizadas.

 

Estamos hablando, dijo, de una red que es “parte de un sistema alternativo emergente, llamado fediverso, en el que los servicios tradicionales de las redes sociales (compartir estados, mensajes, imágenes, videos y sonidos) son gestionados de manera autónoma por nodos federados basados en software libre y que comparten un protocolo de comunicación, a diferencia de lo que ha sido la propuesta estandarizada de orientación a usuario de las redes sociales comerciales”

 

En la APC aspiramos a innovar también en la forma de ejercer el periodismo, Y la propuesta de Mastodon se presenta como una nueva herramienta, original y libre, que va a contribuir a sacudirnos los tics propios de las redes centralizadas. Vamos a trabajar -yo ya me he abierto una cuenta en Mastodon- para que la profesión descubra este nicho, vuelva a periodismo y abandone el dichoso seguidismo.

 

Nota: Si ya conoces el significado de la palabra “seguidismo” o todavía no te ha dado por consultar el diccionario de la RAE, conviene que sepas que es “la acción de dejarse llevar por ideas o comportamientos ajenos”