Los líderes de la radio y Twitter

Mirar a los ojos a los famosos es uno de los aspectos más atractivos de twitter. Lo que se convierte en proximidad, interacción cercana e inmediata, se convierte con facilidad, con las teclas calientes, en arma arrojadiza y de forma masiva en escrache virtual.

 

Twitter y el resto de redes permite esa conexión que puede tergiversarse en acoso de ‘haters’. Lo que antes se pronunciara en el salón de casa sin que nadie escuchara a los críticos, ahora cuentan con altavoces que se envenenan con rapidez.

 

El periodista Carlos Herrera ha cerrado su cuenta en twitter cansado de hallar réplicas a sus posts ya fueran de lo más mundano con platos de comida, etiquetas de vino y al compartir momentos de sus viajes, de sus etapas en el Camino de Santiago. Si ya se trataba de comentarios y fotos sobre el mundo taurino o vinculados a la actualidad se convertían en batallas dialécticas entre los seguidores.

 

¿Le compensa a un líder mediático, que ya cuenta con su propio foro de influencia y presencia en radio o televisión contar con una cuenta en las redes?  Por marca personal y por la posibilidad de tener un vínculo directo con un público incondicional, puede ser interesante. Pero por asumir el riesgo de aguantar los continuos chaparrones de haters o de internautas que diseccionan al dedillo cualquier palabra o detalle de una foto, no compensaría. Todo es cuestión de cómo resbale a cada uno lo negativo.

 

Si Carlos Herrera prescinde su cuenta en Twitter un compañero suyo de franja matinal, Carlos Alsina, de Onda Cero, tampoco cuenta ya con perfil, por lo que su contacto directo es a través de las cuentas de sus programas.

 

Ángels Barceló, directora del Hoy por hoy de la SER, no cuelga nada nuevo para su medio millón de seguidores desde abril de 2021, cuando improvisaron una feria sevillana en la redacción.

 

Carles Francino, de La ventana, tampoco está personalmente en las redes, sus vídeos y promoción de contenidos se siguen en la cuenta del programa, con 215.000 followers para el vespertino más oído.

 

La voz nocturna de la COPE, Ángel Expósito, con vídeos de opinión donde desgrana su punto de vista casi a diario, cuenta con 257.000 seguidores y ha bloqueado a más de un hater que entraba a meter la pata.

 

La voz radiofónica con más presencia en las redes es Julia Otero, conductora de las tardes de Onda Cero, rostro popular en la televisión durante años en varias etapas, cuenta con 1,2 millones de followers. A raíz del cáncer que sufrió, el apoyo en Twitter fue estimulante para esta periodista.

 

A Pablo Motos, líder de la noches y que podría ser elevado como el español con más haters por kilómetro cuadrado, no se le ocurriría abrir una cuenta en Twitter. El Hormiguero ya sufre por él y entre sus 2,3 millones de seguidores hay de todo. Prefiere estar en Instagram, donde no hay tanta agresividad, con sus 1,9 millones de fieles, colgando vídeos divertidos con sus invitados.

 

Ana Rosa Quintana, que aún prosigue su baja por el tratamiento contra el cáncer, pese a ser líder de las mañanas televisivas desde hace 16 años,  sólo cuenta con 359.000 seguidores, una cifra baja dada su trascendencia mediática.

 

La conductora de El programa de AR no se suele meter en jardines y en su cuenta comparte promos de los espacios de la productora donde trabaja, Unicorn Content y retuitea posts sobre audiencias y similares. En Instagram sólo tiene 166.000 fieles.  Su amiga y rival en Antena 3 Susanna Griso gsobre todo comparte datos de su programa y fragmentos de lo ofrecido más tuits sobre contenidos informativos en general, pero no se le pasa por la cabeza interactuar con opiniones personales y aún más desde todo lo que sucedido con el Procés catalán que vivió con auténtico dolor.

 

Vicente Vallés, Antena 3 Noticias 2, otro de los periodistas que despiertan reacciones extremas, tiene 337.000 seguidores, y en su perfil sobre todo aprovecha ahora para promocionar sus libros. Su audiencia diaria ronda los 3 millones de espectadores, su popularidad o prestigio no se basan en lo que pueda verter en la red. Pedro Piqueras tiene decenas de cuentas de parodia, pero no se va a animar a dar la cara en Twitter, como tampoco Wyoming, de El intermedio, al que en ocasiones sus parodias se ha confundido con comentarios suyos.

 

Jordi Évole es de los que le va la marcha y con conexión intergeneracional y transversal en lo político, reúne a 3,6 millones de followers en Twitter dándoles caña de forma habitual. El rostro televisivo español con más seguidores en Instagram es la reina de la Nochevieja: Cristina Pedroche roza los 3 millones de followers, aunque a mucha distancia de la española con más seguidores, Georgina Rodríguez, pareja de Cristiano Ronaldo, observada por medio mundo con 39,1 millones de seguidores.

 

En cuestión de periodistas con repercusión, Ana Pastor también siempre ha sido muy activa en su perfil y pese a tantísimos haters su presencia se mantiene sin fisuras, pegada a la actualidad y a su punto de vista, con 2 millones. Sin embargo su marido, Antonio García Ferreras, ya tiene suficiente con Al rojo vivo y un maestro como Iñaki Gabilondo, interesado en el futuro en sus programas de Movistar Plus +, no tiene rastro personal en la red de los trinos.

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