por Manuel Capelo Hernández. Doctor en Comunicación, periodista y socio de la APC

¿Tienen que seguir los actuales periodistas que trabajan en medios digitales la regla de la pirámide invertida para hacer informaciones?

 

La pregunta puede antojarse anticuada o inútil en la era actual de la información digital, pero no debe serlo tanto cuando la Defensora del Lector de ABC, Charo Sádaba, la ha sacado a colación a raíz de una información publicada por este diario centenario y una queja de un lector.

 

Les pongo en antecedentes. Una redactora de ABC publica una información sobre el relevo en la dirección del museo Reina Sofia de Madrid. Salvo en el titular y en un subtitulo, la autora del texto no menciona en su primer párrafo quien es el nuevo director, y si hace referencias a sus antecesores.

 

Un lector escribe a la Defensora del Lector de ABC para quejarse y argumenta que según las técnicas de hacer periodismo que se han usado durante décadas, y se enseñan en las facultades, en el primer párrafo de la información debe contenerse las cinco W (en inglés, quien, qué, como, donde y porque) y deben aplicarse de acuerdo con lo que los periodistas conocen como la técnica de la pirámide invertida, que consiste en ordenar los párrafos del texto en función de la importancia de la información.

 

El texto de ABC no lo hacía. El responsable de la sección donde se publicó argumenta que cuando un lector abre el periódico del día, en su versión en papel o en digital, ya conoce los aspectos básicos de la información, lo que obliga al periodista a buscar otros elementos que destacar, como el contexto o los distintos enfoques y perspectivas, e incluso a arriesgar en el modo de contar.

 

La polémica, además de interesante por lo que ello implica para una buena información, lo es por los protagonistas de esta. Charo Sadaba es, además de la Defensora del Lector de ABC, decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra y una de las primeras personas que, junto con Ramon Salaverría, empezaron a investigar en España sobre el periodismo digital y el cambio en la forma de comunicar con la aparición de la web. El otro protagonista, el lector que se queja, resulta ser Manuel Casado, catedrático de Lengua Española y antiguo decano de la citada facultad en Pamplona.

 

En el fondo se plantea el cambio disruptivo que se está produciendo en la forma de comunicar en la sociedad actual tal y como planteaba en mi libro “Del plomo al bit”.

 

Recuerdo, aun con extrañeza, cuando el equipo técnico y de análisis de audiencia, en mi etapa de responsable editorial de la web de ABC en Andalucía, me planteaban la oportunidad de cambiar la forma de narrar o de titular la información en la entonces incipiente web digital para ganar en audiencia.

 

Muchos sinsabores me provocaron esas discusiones y mucho más las presiones para que cediéramos y cambiáramos la forma de titular, o que nos olvidáramos de los cánones clásicos para adaptar las normas SEO, y que los buscadores nos primaran a la hora de presentar las noticias entre las primeras que aparecen en una búsqueda. Las famosas normas de escrituras SEO eran, y pienso que siguen siendo, una auténtica aberración de la forma clásica de hacer información y un atentado contra el buen periodismo.

 

Quizás haya perdido la “batalla” vista la situación actual de los medios, tanto impresos como digitales, sus audiencias y cómo sobreviven en la jungla que se ha convertir el mundo editorial. El “clikbait” se ha impuesto. En el ranking de medios solo existen los que más audiencias tienen. No se valora la calidad de la información, tan solo el número de usuarios únicos mensuales o las páginas vistas.

 

Todo lo dicho sin obviar, por otra parte, que no se puede vivir sin audiencia, lo que conlleva tener menos ingresos, para poder mantener una industria como la comunicaciónPrimum vivere, deinde philosophari, (primero vivir y luego filosofar) que decían los clásicos. O como subrayaba, hace menos tiempo, Katherine Graham, la mítica editora del Washington Post, al afirmar que la independencia de un medio se garantizaba con su independencia económica.

 

Las nuevas formar de los lectores de acercarse a la información nos obligan a quienes se dedican a este oficio, a cambiar y adaptarse a las nuevas normas, pero, como dice Charo Sadaba en las reflexiones antes citadas, “el entusiasmo con el que en ocasiones nos deshacemos de modos de hacer sin recordar que han estado vigentes durante muchos siglos por alguno motivo. La estructura narrativa detrás de la pirámide invertida se la debemos ni mas ni menos que a Aristóteles”.

 

Y, como siempre, la calidad de la información será, a la postre, quien decidirá la supervivencia.