El periodista Francisco Correal inaugura el ciclo ‘Obra literaria y periodística’

Francisco Correal Naranjo ha hablado en el Centro Cultural La Revuelta en la primera sesión de un ciclo que ha inaugurado el periodista natural de Puertollano que plantó hace ya 45 años su bandera en Sevilla.

 

Francisco Correal ha hablado de sus comienzos y de su trayectoria en el idioma que él mejor domina, el «correalismo», un lenguaje lleno de anécdotas, de personajes célebres y otros muchos anónimos que Paquiño cuida siempre por igual, y de fútbol, porque no hay memoria para el periodista sin la historia balompédica.

 

Correal inició su carrera periodística en el año 1975 en el diario Lanza de Ciudad Real. A partir de ahí su viaje por la profesión le deparó grandes aventuras que no sólo ha reflejado en diarios sino también en libros. «Vine para quedarme definitivamente en Sevilla en el verano de 1979… Entonces ya había hecho la mili y terminado la carrera de Periodismo», ha contado Correal, que ha añadido que antes, el 2 de julio de 1977, «el día que murió Nabokov», llegó para hacer prácticas en El Correo de Andalucía. «Llegué a Sevilla diez días después de que el Betis ganara la primera Copa del Rey y volví a Madrid una semana antes de que le dieran el Nobel de Literatura a Vicente Aleixandre, sevillano del Palacio de Yanduri. Primera vez que una misma ciudad se lleva la Copa y el Nobel».

 

Y de primeras veces ha estado llena su intervención en la sesión. Primeras veces memorables y llenas de coincidencias: «A la derecha de este club de las Siete Revueltas presenté el primero de mis libros. En realidad fue una obra de ficción. Me encargaron para una serie sobre las Comarcas un libro sobre el Aljarafe. Yo estaba recién llegado a Sevilla y lo escribí casi de oídas…».

 

De literatura y periodismo o de la oportunidad que le dio el periodismo de conocer a grandes literatos también ha hablado Correal, quien ha destacado: «Llegué el año del cincuentenario de la generación del 27. Tuve relación con la triple A: Dámaso Alonso, Rafael Alberti y Aleixandre».

 

Paquiño, que comenzó su reflexión sobre los «dos mundos completamente diferentes» que son literatura y periodismo –»suelo desconfiar de las novelas escritas por periodistas, que son una plaga»–, se ha acercado al final reseñando que «igual todo periodista lleva un escritor dentro. Los que mejor escribían, los correctores. El mejor lo teníamos nosotros en Diario 16, Hipólito G. Navarro. Otro, Andrés San Miguel, era portero de nuestro equipo de fútbol. Y otro, Enrique Roncero, soñaba con ser escritor y escribió prospectos de medicinas. Ganó la porra del Mundial de Italia. Tuvo dos hijos con dos madres distintas y los dos nacieron el Día del Libro». Puro «correalismo» mágico.