«En las administraciones aún no hay una cultura de la gestión del dato»

Francisco J. Fernández Romero, doctor en Derecho y experto en sector público y gobernanza, y socio de la APC, acaba de publicar El negocio de los datos: un espacio para la colaboración pública-privada (Wolters Kluwer), en el que analiza las oportunidades que ofrece este mundo para la mejora de la gestión pública y para el fomento de pymes innovadoras muy especializadas en este ámbito. Para Fernández, una buena legislación y cultura del dato redunda en una mejora de los servicios públicos y de la ética en la toma de decisiones.

 

¿Cuál es la motivación principal del libro?

He detectado que uno de los valores futuros de las administraciones de cara a mejorar los servicios públicos está en poner en circulación los datos de los que dispone. Pero para ello necesitan saber cómo extraerlos, gestionarlos y ponerlos en el mercado. Ninguna de estas cuestiones estaba debidamente regulada en el ordenamiento español, aunque sí en la Unión Europea. Y me pareció oportuno un libro que recopile la situación en otros países y que haga propuestas de valor.

 

¿Cuáles son esas carencias regulatorias de las que habla?

La regulación se ha aprobado recientemente, pero aún no hay una cultura de la extratificación y gestión del dato. Muchas administraciones no son conscientes de la importancia que puede tener manejar determinados datos de las actividades económicas y del propio ciudadano. Es un tema recién aterrizado, y por tanto hace falta cultura y profesionales cualificados.

 

¿Qué avances se deben producir, a su juicio?

Hay patrones para anticipar las decisiones en políticas públicas, en servicios sociales, salud, infraestructuras del transporte, etc. Por ejemplo, hacer una nueva obra debe estar avalado por el conocimiento previo de los datos que avalan su oportunidad y utilidad. En administración local está todo lo que tiene que ver con el servicio al ciudadano, como agua, gestión de residuos y movilidad. El suministro eléctrico  genera muchos datos sobre este punto y no hay aún una planificación adecuada para extraer esos datos y sacar conclusiones. Hay un mundo de oportunidades.

 

Usted habla de fomentar la actividad de pymes innovadoras especializadas en este ámbito por parte de las administraciones. ¿Cómo se hace eso? 

Tenemos que ser muy pedagógicos con el régimen legal, que es un gran desconocido. En segundo lugar se debe crear un sistema de ‘corporate venturing’, que supone establecer mecanismos de ayuda para que las pymes puedan ayudar en determinados retos de la Administración. Esta ayuda no se debe entender como financiación sino como la búsqueda de un espacio de mercado.

 

¿Y cómo está Andalucía en esta cuestión?

En los últimos  años se ha relanzado a través de la nueva Agencia Digital de Andalucía. Andalucía ha comenzado ha comenzado bastante bien este camino.

 

Dice comenzado. Eso quiere decir que queda mucho por recorrer.

Sí. La gestión del dato debe tener la misma importancia que las políticas de educación o de cultura, porque, al final, es un nuevo mercado que puede posibilitar más trabajo, más formación para los jóvenes y una mejora en la ética de las decisiones.

 

En su libro incide en que la cultura del dato puede mejorar la transparencia de las administraciones

Una buena planificación del dato supone una mayor pedagogía sobre por qué se adoptan las decisiones. Aunque hoy día las administraciones deben publicar sus datos, estos están muy tecnificados y no se acomodan al entendimiento del ciudadano.

 

¿Y esa mayor pedagogía cómo se consigue?

Con un repositorio de argumentaciones para ayudar a entender a ciudadanos por qué se adoptan decisiones. En el norte de Europa hay oficinas de difusión de datos que permiten al ciudadano profundizar en estas razones.

 

¿Podría asumir la agencia digital andaluza ese papel?

Podría hacerlo y podría ser un paso importante.

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