Campaña de Consumo sobre los riesgos de las cajas botín

El Ministerio de Consumo ha convocado un concurso para asignar la creatividad de una campaña que, según se explicita en el pliego de condiciones, sirva “para dar a conocer la existencia de las cajas botín, también conocidas como lootboxes, y, a su vez, alertar del uso que hacen las personas menores de edad de ellas, así como los riesgos que estas pueden entrañar”.

 

El concurso, que se convoca a través de la Dirección General de Ordenación del Juego, tiene un importe de 300.000 euros, y el valor estimado del contrato es de 247.933,8 euros. El plazo de presentación de candidaturas finaliza el próximo 21 de agosto.

 

Las cajas botín o lootboxes son paquetes con premios o recompensas sorpresa que se incluyen en los videojuegos 

 

Las cajas botín o lootboxes, objeto de la campaña de concienciación que lanzará el Ministerio, son paquetes con premios o recompensas sorpresa que se incluyen en los videojuegos y que el jugador puede comprar usando bien la moneda virtual que funcione en el juego bien dinero real. Las cajas botín pueden encontrarse en juegos tan populares como FIFA, pero otros igualmente extendidos como Fortnite y Overwatch decidieron retirarlas.

 

La campaña que ahora se convoca es un paso más en la estrategia del Ministerio de Consumo con respecto a las cajas botín, estrategia que incluye un anteproyecto de ley que se publicó hace ahora un año y que no ha iniciado su tramitación.

 

El texto, en el que las cajas botín son denominadas “Mecanismos de Recompensa Aleatoria” y se asimilan a los juegos de azar, regula el acceso a las mismas por cuanto considera que fomentan conductas “compulsivas que pueden llegar a ser patológicas”.
El anteproyecto determina que las cajas serán inaccesibles a los menores de edad, gracias a un sistema de verificación documental, y contempla limitaciones de gasto para los mayores.

 

El anteproyecto de ley elaborado por Consumo es el primero presentado en un país europeo que regula específicamente las loft boxes. En Bélgica, estos mecanismos de recompensa se han integrado en la ley que regula el juego.

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