Al tratar el diagnóstico de las empresas, Luis Huete recordó que la edad media de estas ha pasado de 65 a 15 años, incidiendo en la importancia de que el sistema de refuerzos que altera las conductas en la empresa esté alineado con su visión de futuro. Muchos de los desajustes empresariales provienen de una baja calidad personal y profesional en los equipos que las componen; son los valores compartidos, y la diversidad bien gestionada, los que marcan la diferencia.
Gonzalo Indacochea (Liderazgo disruptivo) hizo hincapié en la importancia de que el corto plazo no aplaste al largo. Nuestro presente es el futuro de nuestro pasado, como nuestro futuro dependerá de nuestro presente; y si esta realidad no se traduce en nuestra agenda, y solo apagamos fuegos, no habrá un mañana para nuestras organizaciones. En nuestro vertiginoso mundo no basta con la experiencia; hay que colocar por delante la visión.
Marta Graño habló sobre la innovación desde las personas. Necesitamos intraemprendedores, crear espacio para los dinamizadores, porque nadie puede asegurarnos que lo que hoy nos da dinero siga dándonoslo dentro de veinte años. De ahí que la frase más peligrosa que podamos escuchar en nuestro entorno sea «Siempre lo hemos hecho así». La innovación, en definitiva, no está en las herramientas, sino en las personas.
Vicente de los Ríos centró su conferencia en la transformación y la digitalización. Recordó que cada vez estamos más conectados y somos más sociales, y que así pues no existe prácticamente el negocio que pueda obviar el mundo de los dispositivos móviles. La digitalización no ocurre si las personas que han de crearla en la empresa no están convencidas de su relevancia; y aquellas no responden a las consignas, sino a lo que ven en los comportamientos de quienes lideran.
Finalmente, el Dr. Ichak Adizes, una eminencia mundial que acumula 24 doctorados honoris causa, asesor de ocho primeros ministros y creador de una metodología aplicada a algunas de las más importantes corporaciones mundiales, abordó la gestión del cambio. Advirtió a los presentes que no decidir es ya una decisión precisa, y que la solución de todos los problemas organizativos depende de que los directivos sean humildes y sepan crear equipos complementarios. Tener un interés común y alimentar el respeto mutuo son las responsabilidades principales de quienes están al frente. Hay que reinventarse continuamente, y el futuro será de quienes aprendan a trabajar más con el corazón que con el cerebro./David Cerdá.

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